Un compromiso con el Mediterráneo

LAS TORTUGAS MARINAS

Uno de los animales más fascinantes y menos conocidos del Mediterráneo es la tortuga marina. Existen siete especies de tortuga marina en el mundo, de las cuales tres se pueden encontrar en el Mediterráneo: la tortuga boba (Caretta caretta), la más común; la tortuga laúd (Dermochelys coriacea) y la tortuga verde (Chelonia mydas).

Las tortugas son animales migratorios que recorren el océano buscando las zonas óptimas para alimentarse, reproducirse y poner sus huevos. Cada día está más amenazada por factores humanos como el tráfico marítimo o la urbanización de las costas, que reduce las zonas de nidificación y la diversidad de los hábitats que atraviesan en sus migraciones no hace más que multiplicar los riesgos y las amenazas a las que se enfrentan.

EL TRABAJO DE CONSERVACIÓN DE MARINELAND

L’Association Marineland ha fundado en Antibes el «Centre de Réhabilitation de la Faune Sauvage» (Centro de Rehabilitación de la Fauna Salvaje). Abrió sus puertas en julio de 2017 y se encuentra en el Espacio Marítimo y Litoral de Antibes Juan les Pins y se dedica a proteger las tortugas marinas encontradas heridas en altamar o varadas a lo largo de la costa de Alpes Marítimos y de Var.

Un equipo veterinario especializado del parque Marineland se hace cargo de las tortugas y las rehabilita, para poder devolverlas al mar en cuanto su estado físico y de salud lo permite. Este esfuerzo de conservación se desarrolla bajo la supervisión del RTMMF (Réseau des Tortues Marines de Méditerranée ; «Red de totugas marinas del Mediterráneo» en español).

Lo gestiona y financia la Association Marineland que cuenta con personal especializado (biólogos y veterinarios) de Marineland. Las tortugas con dificultades son acogidas y tratadas en este centro hasta su reintroducción en el medio natural. Con tres depósitos de 1.000 litros cada uno y una piscina principal de 17 m3, tiene una capacidad para albergar hasta 5 tortugas a la vez.

El «Centre de Réhabilitation de la Faune Sauvage» en Antibes

A través del programa ObsTortueMed, l’Association Marineland se compromete a trabajar con la red nacional de varadura (R.T.M.M.F., Réseau Tortues Marines de Méditerranée Française) por la conservación de las tortugas marinas.

El programa ObsTortueMed consta de tres partes

Parte 1: “Observación en altamar”

Se trata de una campaña de observación que se basa en el concepto de la ciencia ciudadana. El objetivo Desde 2012 se reúnen entre 45 y 140 avistamientos que permiten que se documente la presencia, abundancia y distribución geográfica de estas tres especies de tortugas en la Costa Azul. Dos campañas de vigilancia aérea llevadas a cabo por la Association Marineland en 2015 y 2017 ha reforzado esta labor de observación.

Parte 2: “Varadura de tortugas muertas”

L’Association Marineland se encarga de realizar las autopsias de las tortugas que se muertas en altamar o en las costas de Alpes Marítimos y de Var. Estas acciones permiten que se identifiquen las causas de la muerte de forma más precisa, así como las amenazas que afectan a estas especies protegidas. En el marco de una directriz europea, se realizan recogidas de muestras de forma sistemática para enriquecer las bases de datos y para poder participar en estudios científicos como el estudio de la genética de las poblaciones, la esqueletocronología y el análisis de contenidos digestivos.

Parte 3: “Intervención en individuos con dificultades” en el C.R.F.S.

Cuando los animales llegan, los veterinarios de Marineland establecen un diagnóstico y definen el tratamiento a seguir. Al terminar el periodo de cuidados, las tortugas se identifican con un micro-transmisor electrónico. Esto permite reconstruir el histórico de movimientos del animal si en alguna ocasión se vuelve a rescatar. Embarcados en el Haizea, el barco de la Association Marineland, los animales se devuelven a su hábitat en altamar, más allá de la actividad náutica y de pesca de Antibes.

Desde su inauguración, el C.R.F.S. ha atendido a 8 individuos, de los cuales siete pudieron ser reintroducidos en su hábitat natural. La octava tortuga continúa bajo los cuidados del C.R.F.S.

8 PACIENTES…8 RETRATOS.

Hope, nuestra primera paciente, llegó al centro con un mordisco importante en la aleta torácica derecha. Gracias a las radiografías de evaluación se pudo establecer que no había llegado al hueso. Se le hizo tratamiento antibiótico acompañado de terapia láser semanal, que permitió que los tejidos se reconstruyesen y cicatrizasen más rápidamente.

Hope durante una de las sesiones de terapia láser.

Lucky y Hooky fueron víctimas de la pesca de palangre. Cuando se le habían retirado los anzuelos, Lucky necesitó tres meses para evacuar una brazolada de 2,7 metros gracias a una alimentación suplementada con aceite de parafina.

Radiografía de una de las dos tortugas víctimas de la pesca de palangre en la que se puede distinguir el anzuelo.

Léopold es una tortuga joven que se había quedado atrapado en las corrientes frías al final del invierno. Cuando llegó al centro estaba en estado de hipotermia. Poco a poco su temperatura corporal fue aumentando hasta alcanzar la actividad metabólica normal.

Léopold, un ejemplar joven de toruga caretta.

Speculoos, un recién nacido se había quedado varado en la playa entre las marcas de la marea, después de una tormenta. Con sólo 180 gramos de peso, recibió una atención especializa, con supervisión diaria de sus raciones alimenticias del control de su peso. También se le administró un tratamiento completo para evitar cualquier infección bacteriana, parasitaria o fúngica. Cuando Speculoos había duplicado su peso pudo volver al mar.

Speculoos, una cría de tortuga caretta.

Kim es el milagro del centro de rehabilitación. Llegó con varias fracturas traumáticas del hueso del cráneo, probablemente causados por una colisión contra la hélice de un barco. La encontraron flotando, inerte. Un escáner de urgencia descartó la sospecha de que el traumatismo hubiese afectado al cerebro y del seno. Sin embargo, una perforación del paladar prolongó su tiempo de convalecencia. Tras retomar poco a poco su alimentación, supo adaptarse a la pérdida de visión en el ojo izquierdo. Kim pudo volver al mar tras recuperar 10 kg de peso.

La lesión de la hélice que sufrío Kim le causó la pérdida de un ojo.

Ambre terminó accidentalmente atrapada en una red de pescadores. Sin presentar secuelas de esta desventura, permaneció en observación durante una semana antes de volver al mar. Ya que la temporada turística había terminado, pudo hacerlo desde la playa, bajo las miradas curiosas de voluntarios, pescadores y paseantes.

Liberación de Ambre en la playa de Antibes.

Por último, Ana, nuestra octava paciente, llegó al centro cubierta de 3 kilos de percebes que le impedían moverse libremente. Se le realizaron exámenes completos: radiografía, ecografía, gastroscopía, broncoscopía et colonoscopía. Así se puedo detectar una infección respiratoria y retirar un trozo de plástico de 20 cm de diámetro de su colon.

Ana a su llegada al centro cubierta de percebes.

OBSERVAR E INFORMAR… ES TAMBIÉN PROTEGER.

Gracias a las campañas de sensibilización se ha formado una colaboración muy estrecha entre los miembros de la red de vaduras y una relación de confianza entre los profesionales del mar. Estos lazos son cruciales. La contribución y compromiso de cada actor de esta red y de los profesionales del mar permite una rápida intervención y la capacidad de hacerse cargo de los animales con un máximo de probabilidades de éxito.

Los informes publicados cada año como resultado de las campañas de observación y de las acciones en el terreno permiten enriquecer los conocimientos de toda la red y de enfocar mejor las políticas de conservación de especies.

A día de hoy, ObsTortueMed ha permitido al C.R.F.S. identificar tres amenazas principales y características de esta región turística y muy urbanizada: la colisión con embarcaciones, la pesca accidental y la ingestión de basura.